Antonio Calzada Díaz

Nerva
Huelva

Mi padre, Antonio Calzada Díaz, nació en La Campana (Sevilla), el 11 de diciembre de 1916; hijo de Antonio y Dolores. A corta edad, por problemas de manutención en la familia, que tenía cinco hijos, deciden llevarlo a vivir con una tía a Nerva, provincia de Huelva.

Empieza a trabajar desde muy joven como camarero en el Casino de la localidad de Nerva y también desde muy joven es consciente de la necesidad de la organización para defenderse contra la explotación, en la mina o en cualquier otro trabajo. Se afilia al sindicato anarquista CNT y ocupa el cargo de vicesecretario. Es detenido por primera vez en 1932, a la edad de dieciséis años, y por segunda vez en 1934 por sus ideas políticas, quedando fichado.

El 14 de abril de 1931 las izquierdas ganan las elecciones y se constituye la segunda República. Cuando el 18 de julio de 1936 los fascistas dan el golpe de estado contra el gobierno legalmente constituido, él se pone al servicio del pueblo y forma parte del Comité de Defensa. Ante la inminente entrada de las tropas fascistas, y por temor a la represión, huye junto a muchos compañeros. Nerva se rinde a finales de agosto de 1936.

Mi padre se entrega el 11 de febrero de 1937. Le juzgan en Nerva el 24 de mayo del mismo año junto a ocho compañeros: Domingo Cerrato Vázquez, Julián García Rodríguez, Francisco Lípez Moya, Nicasio Martín Marín, Manuel Morales Lancha, José María Pérez García, Manuel Rodríguez Murto, Eloy Romero Navarro, y él, Antonio Calzada Díaz. Es juzgado por delito de rebelión militar y condenado a muerte.

Durante el juicio algunos testigos declaran que Antonio Calzada Díaz era vicesecretario de la CNT, conocido hombre de acción muy peligroso y que formó parte de un «comité revolucionario ilegal»; que alzado en armas, patrulló armado con una pistola; que ya tenía historial de detención por la colocación de petardos; y que participó en la quema del casino y en el asalto a casas de familias «honorables» de Nerva conocidas por su anti-marxismo.

El 12 de junio de 1937 a través de un escrito, se le conmuta la pena de muerte por 30 años de condena. El 19 de agosto de 1937 lo trasladan al penal del Puerto de Santa María (Cádiz). El 2 de agosto de 1938 lo vuelven a trasladar, ahora al penal de El Dueso (Santoña, Santander), donde permanece en prisión hasta el 30 de enero de 1944, año en el que sale en libertad condicional.

Vuelve a Nerva para casarse con mi madre, a la que conocía de antes de la guerra pues había sido compañero de militancia de los hermanos de ésta, uno de ellos fusilado, otro muerto en el frente. Desterrados de Nerva, se marchan al pueblo natal de mi padre, La Campana (Sevilla), donde nacemos mis dos hermanos y yo.

A mi padre no se le permitía salir del pueblo sin permiso de la Guardia Civil, salvoconducto que necesitó cuando emigró a Barcelona en 1964. Allí siguió controlado por las autoridades Franquistas, apareciendo por casa la Guardia Civil para un control incluso después de muerto. Murió en 1966 con cincuenta años y está enterrado en el cementerio municipal de Hospitalet de Llobregat (Barcelona).

Me gustaría que con este escrito, su nombre y su lucha queden siempre vivos en la Memoria, junto a la de miles de hombres y mujeres que dieron lo mejor que tenían y que perdieron la vida defendiendo sus derechos y la legitimidad de lo elegido en las urnas.