Antonio Valle Marchena

Algodonales
Cádiz

El último alcalde algodonaleño de la Segunda República

La Segunda República continúa siendo un tema de interés para todos. Esta vez es con motivo del 75 Aniversario del estallido de la Guerra Civil en julio de 1936: Diputación de Cádiz ha puesto en marcha un proyecto que quiere rendir homenaje a los últimos alcaldes democráticos de la República en la provincia.

Numerosos han sido los estudios que a lo largo de las últimas décadas se han escrito sobre esta etapa de la reciente historia de España, pero es en el terreno de la investigación local donde queda bastante que decir sobre este período. Un buen ejemplo lo tenemos en el municipio de Algodonales, donde hasta la fecha sólo existen algunos trabajos de ámbito comarcal y provincial que adolecen de una evidente generalización.

El presente trabajo pretende, pues, reconstruir la evolución política de este municipio durante el período que va desde abril de 1931 a julio de 1936, tomando como hilo conductor la vida y figura de quien llegó a ser el primer y el último alcalde local de la República: nos estamos refiriendo a Antonio Valle Marchena.

Dos etapas se distinguen en el ejercicio de su alcaldía: la primera corresponde a su entrada en el Ayuntamiento con motivo de la proclamación del nuevo régimen, desempeñando el cargo de alcalde hasta el 15 de junio de 1931, fecha en que dimitió; y una segunda, más amplia, que abarca desde su elección tras el triunfo del Frente Popular hasta el inicio de la guerra, protagonizando la vida política local al frente del Ayuntamiento en los meses finales del régimen republicano.

Para la elaboración de este trabajo se han utilizado, además de las fuentes archivísticas, hemerográficas y bibliográficas citadas más adelante, numerosos testimonios orales de personas que vivieron los acontecimientos, así como entrevistas con los descendientes y familiares de los propios protagonistas, que han tenido la amabilidad de facilitarme fotografías y documentos y dedicarme su tiempo y sus recuerdos. A todos ellos quiero expresar desde estas páginas mi más profundo agradecimiento.

1. La hora de las elecciones y el advenimiento de la República en Algodonales

Los primeros pasos de Antonio Valle en la vida política local tienen lugar en 1931, coincidiendo con las elecciones municipales que el domingo 12 de abril dieron la bienvenida al nuevo régimen.

Los comicios habían comenzado realmente el 5 de abril y estuvieron regulados mediante el artículo 29 de la veterana Ley electoral de 1907. Según este socorrido artículo, en aquellas poblaciones donde existía igual número de candidatos que de vacantes, la contienda electoral era anulada y aquéllos se convertían automáticamente en concejales. Este fue el caso de Algodonales, donde las elecciones del 12 de abril quedaron invalidadas por supuestas maniobras caciquiles que dieron la victoria prácticamente a las mismas fuerzas que habían dominado el municipio durante los últimos años.

De manera que, a tenor de los resultados electorales, Algodonales seguía siendo monárquico. Y es que hubo que esperar hasta el día 19 para que las “viejas” fuerzas políticas de la localidad fueran relevadas de forma pacífica por los nuevos partidos que habían hecho realidad el “sueño” de la República. Ese día, un Comité local Republicano se hizo cargo interinamente del Ayuntamiento hasta la repetición de nuevas elecciones municipales. La Comisión Gestora interina quedó presidida por quien habría de ser el primer alcalde algodonaleño de la República, Antonio Valle Marchena.

Por fin, el 31 de mayo se celebraron nuevas elecciones en todas aquellas poblaciones en que se habían incoado expedientes de protesta contra los anteriores comicios. En Algodonales, más que expectación, esta convocatoria levantó un ambiente de revancha contra el caciquismo y las maniobras electorales. Tal vez este ambiente explique los incidentes ocurridos en la localidad el mismo día de las elecciones, que se saldaron con la suspensión de las mismas en un colegio electoral motivada por la rotura de una urna y alborotos a consecuencia de los cuales un interventor resultó herido y ocho personas fueron detenidas. Pero, al margen de estos incidentes, la jornada se desarrolló con relativa normalidad y concluyó con el triunfo de las candidaturas republicanas.

A efectos electorales, la localidad –con una población total de 8.079 habitantes- quedó dividida en dos distritos, cada uno de los cuales debía elegir a ocho concejales. Según el Acta de escrutinio general, de los 1.902 electores que registraba el Censo, acudieron a las urnas 1.005 votantes, o sea, el 53% del electorado. Los candidatos proclamados fueron los siguientes:

DISTRITO PRIMERO DISTRITO SEGUNDO
CANDIDATO VOTOS CANDIDATO VOTOS
Antonio Valle Marchena 445 Gabriel Bernal Carretero 342
Francisco Escorza Ramírez 441 José Camacho Madroñal 339
Rafael Saborido Luna 382 Juan Bernal López 338
Antonio Pérez Torres 381 Bernardo Pérez Vera 337
Bartolomé Carvajal Márquez 270 Sebastián Linares Zamudio 336
Francisco Ramírez Pendón 265 Juan Ramírez Pendón 326
Aurelio Sánchez Román 254 Francisco Salguero Siles 315
Francisco Rodríguez Ramírez 252 Cristóbal Rodríguez Torres 254

A juzgar por la información de la prensa provincial, la Conjunción republicano-socialista copó todas las concejalías del Ayuntamiento, distribuidas entre 12 republicanos autónomos y 4 candidatos obreros, composición que los fondos del Archivo Municipal de Algodonales se encargarían de matizar (véase cuadro I).

CUADRO I
Filiación política y profesión de los candidatos elegidos el 31 de mayo de 1931
CONCEJALES VOTOS FILIACION POLITICA PROFESION
Juan Ramírez Pendón 326 Republicano autónomo Carpintero
Cristóbal Rodríguez Torres 254 Republicano autónomo Industrial
Bernardo Pérez Vera 337 Republicano autónomo Campo
Antonio Pérez Torres 381 Ninguna Campo
Antonio Valle Marchena 445 Republicano autónomo Carpintero
Francisco Escorza Ramírez 411 Republicano autónomo Hortelano
Rafael Saborido Luna 382 Republicano autónomo Carpintero
Gabriel Bernal Carretero 342 Republicano autónomo Hortelano
José Camacho Madroñal 339 Ninguna Campo
Juan Bernal López 338 Republicano autónomo Hortelano
Sebastián Linares Zamudio 336 Republicano autónomo Carpintero
Francisco Salguero Siles 315 Ninguna Campo
Bartolomé Carvajal Márquez 270 Republicano autónomo Propietario
Francisco Ramírez Pendón 265 Comunista Panadero
Aurelio Sánchez Román 254 Republicano autónomo Propietario
Francisco Rodríguez Ramírez 252 Republicano autónomo Propietario
Fuente: AMA. Leg. 193. Elecciones. Expedientes, 1905-1935. “Impreso sobre la composición actual del Ayuntamiento para remitirlo al Excmo. Sr. gobernador civil de la provincia” (23/06/1931).

Varias son las conclusiones que podemos extraer de estos resultados electorales en el municipio de Algodonales, a saber:

Primera, que el 31 de mayo la maquinaria del sistema caciquil había desaparecido, al menos aparentemente, del escenario político local. En efecto, el acceso a éste de nuevas personalidades políticas supuso una ruptura con respecto a la tradicional composición de los ayuntamientos anteriores, toda vez que entre los candidatos elegidos sólo una minoría procedía directamente del régimen que precedió a la República.

Segunda, que si bien es verdad que el republicanismo algodonaleño había acudido a las urnas evidenciando lo que Diego Caro considera una “escasa clarificación ideológica”, al estar representado en los comicios por un solo partido, el Republicano Autónomo, conviene matizar que en esta formación no convivían todos los republicanos de la localidad, ya que al margen de ella se encontraban los radicales, quienes es muy probable que asistieran a la contienda electoral presentando su propia candidatura.

Tercera, que la Corporación municipal salida de las elecciones presentaba una importante presencia obrera (que no sindical): 4 miembros de la misma habían asistido a la convocatoria con el calificativo de “obreros”, y de los 12 republicanos que resultaron electos había 4 carpinteros y otros 4 eran campesinos u hortelanos, lo cual significaba otra novedad con respecto a la “vieja” estructura política local.

Y cuarta, que sin duda el hecho más destacado de esta jornada electoral fue la presencia en Algodonales de quien resultó ser el único concejal del PCE gaditano elegido en estos comicios: el panadero Francisco Ramírez Pendón, quien por otra parte fue el único candidato obrero de la localidad que confesó su filiación política, ya que los otros tres restantes se declararon obreros “independientes”.

El 8 de junio quedaba constituido el primer Ayuntamiento republicano. Presidido por el candidato más votado de las elecciones de mayo, Antonio Valle Marchena, el nuevo gobierno local pronto asistiría a los primeros cambios en el seno del mismo. En efecto, una semana después de su nombramiento, el alcalde, “creyendo no merecer la confianza debida de la Corporación”, renunciaba al cargo para ser sustituido por el hasta entonces primer teniente alcalde, Juan Ramírez Pendón, quien gobernaría el municipio hasta septiembre de 1933.

El nuevo reparto de fuerzas a nivel municipal se consolidó en los meses siguientes. En el verano de 1931, el concejal Francisco Salguero Siles abandonaba su carácter “independiente” para crear en la aldea de La Muela un sindicato agrario de inspiración socialista, al tiempo que en el municipio se producía la escisión del republicanismo de izquierdas como consecuencia de la disolución del PRA provincial, que según la prensa tenía lugar a finales de año. Una consulta realizada a los miembros de la Corporación en octubre de 1932 confirma estos cambios en su composición (véase cuadro II).

CUADRO II
Evolución de la filiación política de los concejales elegidos el 31/05/1931
NOMBRE FILIACION POLITICA
Juan Ramírez Pendón PRRS
Cristóbal Rodríguez Torres PRRS
Bernardo Pérez Vera PRRS
Antonio Pérez Torres PRRS
Antonio Valle Marchena AR
Francisco Escorza Ramírez AR
Rafael Saborido Luna AR
Gabriel Bernal Carretero AR
José Camacho Madroñal INDEPENDIENTE
Juan Bernal López AR
Sebastián Linares Zamudio AR
Francisco Salguero Siles SOCIALISTA
Bartolomé Carvajal Márquez PRRS
Francisco Ramírez Pendón COMUNISTA
Aurelio Sánchez Román AR
Francisco Rodríguez Ramírez PRRS
Fuente: AMA. Actas Capitulares, sesión de 5/10/1932

Y es que todo parece indicar que los republicanos que ocuparon interinamente el Ayuntamiento tras el 19 de abril habían acudido a las urnas bajo el rótulo de la llamada “Alianza Republicana”, a la cual pertenecían todos los republicanos autónomos de la localidad. Se trataba de una “plataforma” republicana que, aunque abarcaba una amplia gama ideológica, de momento mantenía a toda su militancia dentro del PRA local y luchaba por una causa común: ganar las elecciones municipales para así consolidar el nuevo régimen frente al caciquismo y la “vieja política”.

Sin embargo, los integrantes de la Alianza conformaban un conglomerado de hombres de diversa procedencia y con ideas políticas muy dispares. Tanto es así que, disuelto el PRA en noviembre de 1931, los elementos más izquierdistas de la plataforma constituyeron el Partido Republicano Radical Socialista (PRRS), con Juan Ramírez Pendón a la cabeza del mismo, mientras que un grupo de republicanos más moderados se animó y decidió crear, en este caso un año más tarde, el partido azañista Acción Republicana (AR), dirigido por Antonio Valle Marchena.

Al margen de esta plataforma estaban los republicanos radicales que, a diferencia de otros municipios de la provincia, donde formaban parte de la Conjunción ganadora, en Algodonales se habían constituido en un grupo aparte y -al parecer- presentaron su propia candidatura. Entre sus filas figuraban quienes habían controlado la vida política y económica local durante los últimos decenios. Vinculado estrechamente a los principales contribuyentes y propietarios agrícolas de la localidad, el PRR algodonaleño se convirtió en el refugio de muchos caciques monárquicos.

2. Las elecciones del Frente Popular y el camino hacia la guerra

Con las elecciones de febrero del 36 se pone en pie el último acto “democrático” de la II República. Estas elecciones estuvieron marcadas por la participación de dos grandes candidaturas: el Frente Antirrevolucionario, integrado por las derechas (con el PRR dentro), y el Frente Popular de Izquierdas. Los resultados electorales dieron la victoria al Frente Popular, que en la provincia de Cádiz recibió 96.381 votos frente a los 62.473 del Frente Antirrevolucionario. La lista del Frente Popular sólo perdió en 10 de los 41 municipios gaditanos. Entre ellos se encontraba -como en casi todas las excepciones- Algodonales, donde el triunfo de la candidatura centroderechista fue indiscutible (356 votos de diferencia).

Efectivamente, en este municipio los primeros puestos fueron a parar a las derechas gaditanas, con un total de 1.428 votos (57,2%), mientras que en segundo lugar se situaban los partidos del Frente Popular, con 1.072 votos (42,8%) (véase cuadro III). Diego Caro cree que estos resultados se pueden deber a la existencia en el municipio de un importante número de pequeños propietarios agrícolas que, por su ideología conservadora, dieron su voto a las derechas, argumentando que los 10 municipios gaditanos donde la lista antirrevolucionaria obtuvo la victoria resultaron ser aquellos que, por lo repartido de su propiedad, tenían los índices más bajos de latifundismo.

CUADRO III
Resultado de las elecciones generales de febrero de 1936 en Algodonales
FRENTE ANTIRREVOLUCIONARIO FRENTE POPULAR DE IZQUIERDAS
CANDIDATO VOTOS CANDIDATO VOTOS
Ramón de Carranza (RE) 1.428 Manuel Muñoz Martínez (IR) 1.070
Manuel García Atance (CEDA) 1.426 Juan Campos Villagrán (PSOE) 1.079
Julio Varela Vázquez (PRR) 1.421 Juan Manuel Sánchez Caballero (UR) 1.077
Francisco Moreno Herrera (RE) 1.428 Daniel Ortega Martínez (PCE) 1.074
Félix Bragado Álvarez (CEDA) 1.427 Rafael Calbo Cuadrado (PSOE) 1.072
Carlos Núñez Manso (CEDA) 1.426 Gabriel González Taltabull (UR) 1.072
Juan José Palomino Jiménez (CT) 1.425 Ángel Pestaña Gómez (PS) 1.070
José Antonio Canals (portelista) 1.427 Francisco Aguado de Miguel (IR) 1.071
Fuente: CARO CANCELA, D., (1987), op. cit., 300 y 302.

Conocido el triunfo del Frente Popular, el nuevo gobernador civil de la provincia, el azañista José Montañés, mandó restituir urgentemente los ayuntamientos de elección popular destituidos con motivo de los sucesos revolucionarios de octubre de 1934. Al Ayuntamiento de Algodonales le tocó el turno en una sesión extraordinaria celebrada el 21 de febrero: la nueva Corporación, presidida por el concejal de IR Francisco Escorza Ramírez, quedó constituida por un grupo de ediles entre los que no estaban representadas todas las fuerzas que integraban el Frente Popular. Al menos esto fue lo que manifestó el propio alcalde, dos semanas después, en una nueva sesión en la que dimitía de su cargo y lo ponía a disposición del gobernador creyendo así “servir mejor los intereses de la República y los objetivos que ha defendido y hecho triunfar el frente popular de izquierdas”.

La respuesta del gobernador civil no se produjo hasta el 12 de marzo. Entonces, bajo la presidencia de un delegado del mismo, se procedía a designar una Gestora compuesta por siete miembros, entre los que se encontraban: Antonio Valle Marchena, que tras la oportuna votación era nombrado alcalde presidente; Manuel González Sánchez, primer teniente alcalde; Francisco Pérez Muñoz, segundo teniente alcalde; y Diego Berenjeno Campanario, tercer teniente alcalde. El nuevo Ayuntamiento quedaba así integrado por miembros de los partidos que en el municipio componían el Frente Popular: Manuel González era presidente de UR, el sector más moderado de cuantos se integraban en el Frente Popular de Algodonales; Diego Berenjeno representaba al PCE; y Antonio Valle, del que conocemos ya su trayectoria política, había participado en la campaña electoral de 1936 como miembro de la agrupación local de IR. Así pues, el mismo alcalde que había inaugurado el régimen republicano en la localidad iba a ser ahora quien, representando al Frente Popular, presidiera los últimos días del Ayuntamiento en la vida de la República.

Valle Marchena comenzó a gobernar en una situación en que la crisis de trabajo alcanzaba niveles más que preocupantes. El paro forzoso, que venía siendo el principal problema social del pueblo, se incrementó a partir de febrero como consecuencia de las incesantes lluvias que azotaron la comarca en los primeros meses del año, paralizando buena parte de las actividades económicas. Por ello, durante los escasos meses en que ocupó el cargo, el nuevo alcalde concentró todos sus esfuerzos en intentar remediar la crisis obrera reinante, reanudando muchas de las iniciativas ya tomadas por los ayuntamientos del primer bienio republicano. En la sesión que siguió a su toma de posesión, designó una Comisión para ir a Cádiz y gestionar la solución del paro ante el gobernador civil. Seguidamente, a propuesta de todos los miembros de la Corporación, procedió al funcionamiento de la Comisión de Policía rural y de la Oficina local de Colocación Obrera a fin de que se aplicara el Laboreo Forzoso y se implantara el Turno Riguroso, suspendidos desde Octubre de 1934. Asimismo, acordó solicitar del ingeniero jefe del Instituto de Reforma Agraria que activara las gestiones para conseguir los asentamientos de algunos campesinos de la localidad y viera las fincas que aquí eran susceptibles de aplicación a la Reforma Agraria. Por último, como respuesta a las peticiones presentadas por varios Ayuntamientos de la comarca, decidió elevar instancia al ministro de Trabajo para que con la urgencia posible se restableciera en Algodonales el Jurado Mixto del Trabajo rural, evitando así “los inconvenientes de la distancia y dificultad en las comunicaciones al depender del que funciona en San Roque”.

Pero ninguna de estas medidas sirvió para combatir eficazmente el desempleo, que en el municipio afectaba cada vez a más trabajadores. Además, desde hacía varios meses, el Ayuntamiento venía arrastrando un déficit financiero que impidió invertir los recursos que una crisis de tal magnitud requería. El problema tocó fondo a mediados de mayo, y el alcalde decidió trasladarlo a la gestora, toda vez “que el paro obrero continúa latente y aumentando más cada día y que la Alcaldía se considera impotente para solucionarlo, (…) pues están ya agotados todos los medios para aliviar la situación”.

Durante el mes de junio hay un leve respiro del paro agrícola como consecuencia de las faenas propias de la siega, pero -pasada ésta- vuelven con toda su crudeza los problemas del hambre y la falta de trabajo, agravados ahora por las anomalías en el turno riguroso. Tanto se complica por entonces el asunto que, a primeros de julio, en una sesión extraordinaria, el primer teniente alcalde, Manuel González Sánchez, asegurando solucionar con rapidez el conflicto planteado, solicitaba el puesto al alcalde para ocupar la presidencia y asumir toda responsabilidad, a cuya petición accedió Antonio Valle, no sin antes proponérselo a la máxima autoridad provincial. Cinco días después, en otra sesión, el alcalde anunciaba que, como el gestor González se había ofrecido a solucionar el paro, el gobernador civil le había designado delegado suyo para este asunto en el municipio.

Pero fue esta la última sesión que el Ayuntamiento celebró antes del inicio de la guerra. El 18 de julio estalla la sublevación, y como casi todos los problemas que la República intentó solucionar, el del paro también quedó sin respuesta.

Algodonales cayó bajo dominio de los rebeldes en los primeros días de la contienda, siendo uno de los pueblos de la comarca que antes pasó al bando franquista. Aquí, las autoridades republicanas abandonaron pronto sus cargos y fue la Guardia Civil quien asumió el poder militar de la localidad.

Sin embargo, la nueva Corporación no se constituyó hasta el 5 de agosto, día en que el comandante Guillermo Torres Pons, con la asistencia de seis vecinos, declaraba posesionada la Comisión Gestora municipal, resultando elegido alcalde Eduardo Acuña Camacho.

Más madrugadora, en cambio, había sido la represión, que en el pueblo se producía una vez conocido el levantamiento militar. En efecto, tras la toma del municipio no tardaron en llegar los registros domiciliarios, las detenciones y los fusilamientos a las afueras de la población. La ola represiva se cebó, especialmente, contra los líderes políticos y sindicales del período republicano. Algunos, como el propio Antonio Valle, pudieron escapar, pero otros -menos afortunados- cayeron en manos de los sublevados y fueron “pasto” de la represión.

3. Vida y trayectoria política de Antonio Valle Marchena

Pocos hombres están tan ligados al proyecto político de la Segunda República en Algodonales como Antonio Valle Marchena. Nacido el 25 de diciembre de 1899, en el seno de una familia humilde, Valle Marchena tuvo el honor de ser el primer y el último alcalde algodonaleño de la República. Hijo del matrimonio formado por Ildefonso Valle Luna, trabajador agrícola, y María Inés Marchena Román, ama de casa, fue el menor de cuatro hermanos, de los cuales los dos mayores (mujeres) fallecieron a una temprana edad de tuberculosis y el tercero, José, marchó a Sudamérica siendo muy joven. Tras recibir la educación escolar de la época, Antonio Marinés, que así lo conocían sus vecinos, entró a trabajar como aprendiz en una carpintería del pueblo, compaginando el trabajo artesanal con su afán por la cultura. Hombre autodidacta, durante los años veinte y treinta estuvo suscrito a varias editoriales y gustaba leer los suplementos dominicales del diario ABC y de la revista Blanco y Negro, “que encuadernaba en voluminosos tomos”.

En 1926 contrajo matrimonio con la joven de 19 años Margarita Escorza Domínguez, con quien llegó a tener ocho hijos, de los que sólo seis superaron la infancia. Por aquellos años Antonio Valle y su familia vivían modestamente de los ingresos que les proporcionaba el que ya era su pequeño negocio, una carpintería establecida en la calle Eduardo Dato nº 30 (actual calle Piedra), muy cerca de la plaza del pueblo.

El año 1931 fue el de su debut como político. El antiguo aprendiz de carpintería, que entonces tenía 31 años, y el también carpintero Juan Ramírez Pendón, quien poco después acabaría ocupando la Alcaldía, organizaron una candidatura republicana de cara a las elecciones municipales convocadas para el 12 de abril. Pero estos comicios, que a escala nacional desencadenaron la caída de la Monarquía y el advenimiento de la República, fueron anulados en el municipio y el 19 de abril, “en vista de las numerosas y atendibles protestas presentadas”, el gobernador civil acordó suspender el Ayuntamiento y que una comisión integrada por el Comité local Republicano se posesionase interinamente del mismo. Dicha comisión quedó presidida por Antonio Valle, que gobernó provisionalmente el municipio hasta la repetición de elecciones el 31 de mayo.

Como era de esperar, estas elecciones dieron el triunfo a la Conjunción, que copó las 16 concejalías del Ayuntamiento. Antonio Valle fue el candidato más votado, con 445 votos, y a él se le encargó de presidir la nueva Corporación municipal, constituida el 8 de junio. Componían el primer Ayuntamiento republicano los tenientes alcalde Juan Ramírez Pendón, Rafael Saborido Luna y Antonio Pérez Torres, así como los concejales Bartolomé Carvajal Márquez (regidor síndico), Cristóbal Rodríguez Torres, Bernardo Pérez Vera, Francisco Escorza Ramírez, Gabriel Bernal Carretero, Sebastián Linares Zamudio, Aurelio Sánchez Román, Francisco Rodríguez Ramírez, José Camacho Madroñal, Francisco Salguero Siles, Juan Bernal López y Francisco Ramírez Pendón.

Una de las primeras tareas de Valle Marchena como alcalde fue la de desplazarse a Cádiz para plantear al gobernador civil la grave situación de paro forzoso que afectaba a una gran masa de trabajadores locales. Como resultado de sus gestiones se aprobó un plan de obras municipales para dar faena a los desempleados, financiado con una parte del crédito que concedió el Gobierno republicano a los municipios.

Sin embargo, a su regreso de Cádiz Antonio Valle renunció al cargo, aduciendo como causa su descontento por el acuerdo adoptado por la Corporación de tener que justificar en adelante los viajes realizados por los miembros de la misma. Su puesto lo ocupó Juan Ramírez Pendón, que hasta entonces había sido primer teniente alcalde.

Valle Marchena continuó como concejal hasta el 7 de octubre de 1934, fecha en que el gobernador civil mandó destituir la Corporación a raíz de los sucesos revolucionarios de Asturias. Desde principios de 1932 estuvo dedicado a organizar el comité local de Acción Republicana, el partido liderado por Azaña en el país. Pero esta tarea parece ser que no se alcanzó hasta octubre de ese año, coincidiendo con la constitución de la primera Junta Provincial de Acción Republicana, reunión que debió aprovechar la agrupación local para formalizarse como partido.

Tras los sucesos de Octubre del 34, el Ayuntamiento cayó bajo el mando del PRR y los seguidores de Antonio Valle y de Juan Ramírez pasaron a la oposición, entrando a partir de entonces en una fase de inactividad política -causada en parte por la represión gubernamental- que se prolongó hasta finales de 1935. Pasada la oleada represiva, el representante de Azaña en el municipio se reincorporó a la vida política local e inició un acercamiento de posturas con los radicales socialistas, convencido de que había que recuperar la unidad perdida entre los republicanos para derrotar a las derechas. El resultado de tales negociaciones fue la creación, en diciembre de 1935, de la agrupación local de IR.

Con el triunfo electoral del Frente Popular, las izquierdas se hicieron de nuevo con el control del poder municipal y fue nombrado alcalde, una vez más, Antonio Valle. Éste recuperaba la Alcaldía en unas circunstancias muy difíciles. Como ya tuvimos ocasión de comprobar, el paro se había adueñado del municipio y el ayuntamiento frentepopulista, carente de recursos económicos, se vio completamente desbordado. A primeros de julio la situación empeoró y el gestor Manuel González, habiéndose ofrecido al alcalde a solucionar el paro, fue designado por el gobernador civil delegado suyo para este asunto en el municipio.

Pues bien, en este ambiente fue donde se desarrolló la asamblea de alcaldes de la provincia que el 12 de julio tuvo lugar en Cádiz capital para reclamar del Gobierno de la nación una efectiva lucha contra el paro obrero. A ella asistió, por supuesto, nuestro protagonista. Fue el último acto institucional de Antonio Valle como alcalde antes del estallido de la guerra. Seis días después el golpe militar truncaba las expectativas que se habían creado en la asamblea gaditana.

Las primeras noticias de la sublevación llegaron a Algodonales a través de la radio. Cuenta el propio Antonio Valle que el 17 de julio se encontraba en su domicilio cuando fue visitado por el teniente de la Guardia Civil Guillermo Torres Pons, quien le informó de que en Marruecos existía un movimiento militar, y que al día siguiente “ya se oían las radios dando a conocer la propagación de ese Movimiento”; que el 19 le visitó nuevamente este señor expresándole “que sus deseos eran de hacerse cargo del Ayuntamiento”, el cual le fue entregado por el alcalde horas después. El acto de entrega tuvo lugar en una reunión que, “sobre las tres o cuatro de la tarde” y en presencia del secretario y demás concejales, hubo en el ayuntamiento.

Pero, ese mismo día, el teniente –con el propósito tal vez de normalizar la situación- volvió a llamar al depuesto alcalde y le pidió que se hiciera otra vez con el cargo, “ya que según decía el Oficial, era una medida de seguridad (…) para en el caso de cualquier motín, o algo anormal”. Antonio Valle aceptó la petición y, acto seguido, a instancia de la autoridad militar, dictó un bando “”, así como todos los aparatos de radio que existieran en los domicilios, “para de esta forma evitar confabulaciones y noticias falsas, que dieran origen a consecuencias desagradables”.

Sin embargo, veinticuatro horas más tarde, el comandante militar cambió de decisión y propuso al alcalde que le entregara nuevamente el Municipio, a lo que éste asintió sin la menor oposición. Tras lo cual Antonio Valle se retiró a su domicilio y allí parece ser que estuvo sin salir algo más de una semana, hasta que a finales de julio fue avisado de que querían matarlo y huyó de la localidad.

Abandonó el pueblo la tarde del 29 de julio, dejando atrás a su esposa, embarazada de seis meses, y a cinco hijos menores (la mayor tenía 9 años). Según su propia declaración, se marchó junto con Manuel Pimentel López y “otros amigos suyos” a la Dehesa del Álamo, del término de Zahara de la Sierra, refugiándose en un rancho durante varios días. Manuel Pimentel regresó al poco tiempo, recomendado por su cuñado Francisco Rosado Fernández, pero Antonio –“sin saber a qué lado quedar”- decidió marcharse a Grazalema, a donde llegó el 21 de agosto. En el camino se encontró con varios refugiados que huían también en esa dirección. Uno de ellos era vecino de Benalauría (Málaga), un tal Francisco Jiménez Viñas, que por entonces trabajaba en unos campos cercanos a Zahara y que se había señalado por ser militante comunista. Años después, este testigo pudo contar a un nieto de nuestro protagonista que su abuelo, al llegar a Grazalema, vendió un revólver que llevaba y repartió el importe entre los que le acompañaban para conseguir víveres.

Permaneció en Grazalema hasta el 14 de septiembre y luego se marchó hacia la costa malagueña, pasando por San Pedro de Alcántara y Málaga, donde estuvo escaso tiempo. De allí se dirigió a Barcelona, colocándose en un taller de carpintería y alojándose en una pensión. Al ser movilizada su quinta y encontrarse en Castellón de la Plana fue enviado a trabajar en una fábrica de armas de esta plaza, permaneciendo desde el 1 de agosto de 1937, hospedado en una habitación del Hotel Levante. Tras seis meses y medio en Castellón marchó destinado a Alberique (Valencia), donde trabajó en una serrería mecánica hasta el final de la guerra. Allí se entregó a las autoridades militares el 24 de marzo de 1939 y regresó a Algodonales tras permanecer unos días en el Campo de Concentración de Alberique.

Desde abril estuvo detenido en el depósito municipal mientras se instruía el sumario por rebelión militar. Contó con las declaraciones favorables de los derechistas Santiago Díaz-Crespo, José Merencio Troya y Nicolás Sotomayor Domínguez, y aunque su actividad como alcalde y miembro de Izquierda Republicana era evidente, las autoridades locales también avalaron su conducta. Decían que le habían conocido siempre como republicano, pero de tendencia moderada y enemigo de la violencia, gozando por ello de buena reputación entre el vecindario.

Posteriormente lo trasladaron a la Prisión del Castillo de Santiago de Sanlúcar de Barrameda, pero a principios de 1940 el juez instructor se propuso dar por finalizado el sumario y el 13 de enero Antonio Valle fue puesto en libertad provisional. La causa seguida contra él se sobreseyó por falta de pruebas el 11 de abril, un año después de haber ingresado en prisión.

Ya liberado continuó viviendo en Algodonales, en su antigua casa del conocido Callejón de Piedra, donde todavía conservaba la carpintería que durante su ausencia había estado cerrada. Allí pasaría varias décadas, primero trabajando en su viejo oficio y más tarde como jubilado, hasta que en 1973 trasladó su residencia al nº 11 de la actual calle Fuente, justo enfrente de la cárcel en la que allá por el año 39 estuvo preso.

Antonio Valle moría en su pueblo natal el 14 de enero de 1975, sin poder conocer el regreso de la democracia en España. Cuatro años después, en abril de 1979, su hijo Diógenes presidiría la primera Corporación democrática de la localidad tras la muerte de Franco, recuperando así el cargo que le fue arrebatado a su padre en el trágico verano de 1936.

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SÍGLER SILVERA, F. (1988): “Reforma social y actitudes revolucionarias en la Sierra de Cádiz: Ubrique, 1900-1936”, en VV.AA., El movimiento obrero en la historia de Cádiz. Cádiz, 209-238.

SÍGLER SILVERA, F. (1990): “Resistencia republicana y Guerra Civil en Ubrique”, en Papeles de Historia, nº 2. Ubrique, 55-78.

SÍGLER SILVERA, F. (1994): “El voto (y la abstención) en libertad. Las elecciones de la II República en un núcleo rural: Ubrique”, en Papeles de Historia, nº 3. Ubrique, 159-190.

ANEXO I
Alcaldes de Algodonales durante la II República
(los señalados con asterisco lo fueron con carácter interino)
NOMBRE FILIACION POLITICA EJERCICIO
Antonio Valle Marchena PRA 08/06/1931 – 15/06/1931
Juan Ramírez Pendón PRA 22/06/1931 – 06/09/1933
Bartolomé Carvajal Márquez PRRS 20/09/1933 – 27/12/1933
Antonio Pérez Torres (*) PRRSI 03/01/1934 – 16/01/1934
Bernardo Pérez Vera PRRSI 17/01/1934 – 24/04/1934
Rafael Saborido Luna (*) AR 25/04/1934 – 27/04/1934
Francisco Escorza Ramírez AR 28/04/1934 – 06/10/1934
Francisco Rosado Fernández PRR 07/10/1934 – 20/02/1936
Francisco Escorza Ramírez IR 21/02/1936 – 05/03/1936
Antonio Valle Marchena IR 12/03/1936 – 04/08/1936
Fuente: AMA. Actas Capitulares, 1931-1936.

ANEXO II
Organizaciones políticas y sociales legalmente constituidas en Algodonales durante la II República
ASOCIACION FUNDADOR PRESIDENTE PRESENTACION CONSTITUCION
Sociedad Obrera Andrés Álvarez Moreno Fco. Ramírez Pendón 07/05/1931 15/05/1931
Sociedad Instructiva de Oficios y Profesiones Juan Álvarez Manuel Amat Navarro 07/05/1931 27/06/1931
Unión Patronal Agrícola Fernando Rosado Francisco Horrillo 29/07/1931 01/09/1931
Sociedad Obreros Agrícolas de La Muela Francisco Salguero Fernando Díaz Gutiérrez 20/08/1931 29/08/1931
Partido Republicano-Radical Socialista Juan Ramírez Juan Ramírez 17/10/1931 20/11/1931
Agrupación Local de la Alianza de Labradores Cristóbal Rodríguez Cristóbal Rodríguez 18/08/1932 05/09/1932
Círculo Republicano Radical Antonio Sepúlveda Antonio Sepúlveda 18/11/1932 20/12/1932
Colectividad Agrícola de Algodonales Comisión organizadora Fco. Ramírez Pendón 08/08/1933 04/09/1933
Izquierda Republicana 14/12/1935 23/12/1935
Unión Republicana 11/01/1936 01/02/1936
Radio Comunista 18/05/1936 01/06/1936
Fuente: AHPC. Gobierno Civil, Libros 474 y 476 (Registro de Asociaciones).