José Lucero Ruiz

Cádiz

Cádiz, 1898 – 1977

Siendo muy joven José Lucero ya había dado la vuelta al mundo hasta en tres ocasiones. Su padre Gerardo Lucero era capitán en el Cabo de Buena Esperanza y cuando su hijo cumplió los dieciséis años lo enroló como grumete. Su madre se llamaba Bernabela y tuvieron tres hijos: José, Antonio y Joaquín.

El joven albañil José se casó con Cecilia Linares Rosado y vivieron los primeros años de matrimonio en la calle Santa Inés. Llegó a trabajar en la construcción del Balneario de la Palma de la playa de La Caleta a mediados de los años 20. En 1930 se trasladan al lejano barrio de Puntales, en el extramuros de la ciudad, pues José comenzará a trabajar para la CAMPSA. En estas fechas era ya un reconocido sindicalista de la construcción. Tanto es así que participará con Vicente Ballester y otros en plenos nacionales de la CNT. Esperantista y miembro del Ateneo Libertario dará numerosas charlas por las que será recordado décadas después. Elaborará algunos escritos para la revista de Ballester Germinal. En estos años nacerán sus dos hijos: Germinal y Helios. A ambos años después, su abuela, les cambiará los nombres por Germán y Elías, nombres sí reconocidos por la Iglesia católica. José Lucero, junto con otros compañeros, fue detenido en alguna ocasión durante la II República por defender los derechos de los obreros.

Con el golpe de Estado y la guerra civil intentó aparentar una vida normal, a pesar de que fusilan a su hermano Antonio –hasta entonces hombre de acción de la CNT–. Sin embardo la actividad sindical de José Lucero no se detendría aquí. Tanto es así que el 19 de mayo de 1945 mientras paseaba con sus hijos por la Aeronáutica es detenido y encarcelado por actividades subversivas. Un compañero lo delató. Como en otros casos, la magnífica biblioteca con que contaba es destruida. Es encarcelado en la Cárcel Provincial de Cádiz y condenado a veinte años de reclusión. Su hijo Elías recuerda cómo lo llevaban a visitar a su padre a la cárcel tétrica y lúgubre: “lugar de mucha humedad, con las paredes negras, durmiendo en cada habitáculo de veinte a treinta personas en pequeñas colchonetas…”. Al cerrarse la prisión fue trasladado al Penal de El Puerto de Santa María. Durante aquellos años fue torturado repetidamente, sicológica y físicamente, afectándole a la vista de manera irreparable. Cumplió siete años de condena.

A su salida intentó reingresar en la CAMPSA a través de su cuñado Julio Cabilla, que por aquellos años ya se encontraba exiliado en Madrid. Al no conseguirse dicho objetivo Rafael Ballester, hijo del desparecido Vicente, le da trabajo en la construcción del edificio del Sindicato Vertical como guarda de obra. Siguió viviendo en Puntales y ya mayor se trasladó a la casa de su hijo Elías donde pasó sus últimos días leyendo y muy atento a la radio. Sus compañeros a su muerte, en 1977, lo recordaban como una persona de alta personalidad, honrado y digno en sus largos años de vida, así como hombre culto y de altos conocimientos.

Fuente: S. Moreno Tello. Periodistas represaliados en Cádiz, Asociación de la Prensa de Cádiz, 2008