Rafael López Hidalgo

Montilla
Córdoba

1913-1976

Cuando empiezo a escribir, mirando su fotografía, unas breves líneas biográfi cas sobre mi gran amigo y camarada Rafael, son tantos los recuerdos e imágenes que me resulta difícil retener en mi memoria cual de ellos es el más relevante.

Le gustaba trabajar la tierra siguiendo la tradición de sus padres, Rafael López y Josefa Hidalgo. En su tierra natal de Montilla (Córdoba) nació en el año 1913, y desde entonces poco podía adivinar que sería carne de presidio, pues ese seria el destino que le tenía reservado Franco como vencedor contra el legítimo gobierno de la República Española, al provocar la guerra civil el 18 de Julio de 1936. Una guerra que en el fondo se transformó en una lucha de clase, pues las clases dominantes (Ejército, Iglesia, falangistas y terratenientes, entre otros) no soportaron el triunfo del frente popular en las elecciones de Febrero de 1936.

Cuando los fascistas se apoderaron de Montilla el 19 de Julio de 1936, el “Chupita”, como llamaban cariñosamente a Rafael, tenía 23 años y trabajaba como jornalero en el campo, es decir, cuando les venía en gana a los terratenientes con jornadas de más de doce horas y sin contrato de trabajo alguno. Montilla, como la gran mayoría de los pueblos andaluces, padeció una feroz represión con fusilamientos en veredas y caminos que dejaron de luto a muchas familias, y otras todavía no saben nada de sus seres queridos enterrados en fosas comunes.

En el año 1942 es detenido, junto a Miguel Feria, Manuel Vaquerizo y otros, por pertenecer al PC (Partido Comunista de España) e ingresado en la cárcel Provincial de Córdoba para pasar posteriormente al Penal del Puerto de Santa María, donde permanece hasta finales de 1943 en que es puesto en libertad.

El 7 de diciembre de 1946 es nuevamente detenido en una redada anticomunista realizada por la Brigada Político Social, tras una información facilitada a la policía por José Mª Carretero, ex teniente del ejército republicano. De Montilla detienen a su vez a Francisco Carmona, Manuel Vaquerizo, Miguel Feria Blanca (los dos últimos fallecidos, que más adelante emigraron a Sant Joan Despí y en donde vive en la actualidad la esposa de Miguel Feria), José Cerezo Rey “Pelajopos” y otros montillanos. De La Rambla, también de la provincia de Córdoba, detienen a Miguel Bonilla Osuna y Encarnación Juárez Ortiz “La Pasionaria”. De Espejo y Fernán Núñez a Montalbán, Demófilo Morales Castillejo, Montemayor, Antonio Vega Córdoba y Rafael Márquez Gallardo.

Todos fueron trasladados a la comisaría de Córdoba, donde recibieron unas torturas tan crueles que Encarnación Juárez intentó suicidarse cortándose las venas con el cristal de sus propias gafas. Rafael y sus compañeros ingresan en la prisión Provincial de Córdoba, donde permanecerán tres años. En 1950 Rafael es trasladado al penal de Burgos y es sentenciado a 30 años de prisión por un tribunal militar. Como consecuencia del mal trato recibido, enferma del hígado y es ingresado en el Hospital Provincial de Burgos donde se niega a ser intervenido quirúrgicamente. Después de varios indultos es puesto en libertad condicional en el año 1958, teniendo que presentarse periódicamente en el cuartel de la guardia civil.

Dados sus antecedentes políticos y el control por las autoridades franquistas, que le negaban el derecho al trabajo, en 1958 logra emigrar a Catalunya con su compañera Luisa Cruz Urbano (fallecida) y Rafael, su único hijo, donde con la ayuda de otros Montillanos se instala en la población de Sant Joan Despí. Tenía entonces 45 años. Ingresa en el PSUC (Partit Socialista Unifi cat de Catalunya), donde desarrolla una intensa labor en la reconstrucción del partido.

Trabajó durante años en el campo, hasta que consigue entrar a trabajar en la Cooperativa de Consumo Cornellà en el año 1974, falleciendo el 28 de Octubre de 1976. En este periodo de tiempo estuvo presente en todas las manifestaciones por la defensa de los intereses de los trabajadores, participando activamente en las tres huelgas generales del Baix Llobregat entre 1974 y 1976. Murió de una cirrosis hepática que venía arrastrando desde sus largos años de permanencia en las prisiones de Franco.

El entierro fue una manifestación de duelo en que se concentraron en el cementerio de Sant Joan Despí alrededor de 1500 personas entre las que destacaban el último Alcalde franquista de la ciudad, Juan Ramos, Francesc Baltasar, Pere Ardiaca, Jordi Solé Tura.

Eran tiempos de transición política, y faltaban dos escasos meses para el referéndum de la reforma política y seis meses para la legalización de los partidos políticos. Nos abandonó con 63 años sin que pudiera disfrutar de las libertades democráticas por las que tanto luchó durante toda su vida. Rafael, siempre te hemos tenido presente por el ejemplo y los valores que supiste transmitirnos. Hoy, que parece que hemos roto el muro del silencio impuesto por la larga dictadura de Franco y los pactos de silencio de la difícil transición política en nuestro país, nos enorgullece rendirte un homenaje, a través de estas breves líneas, por parte de la Asociación para la Memoria Histórica y Democrática del Baix Llobregat.

Publicado en VV.AA.: Peatones de la Historia del Baix Llobregat. Associació per a la Memòria Històrica i Democràtica del Baix Llobregat, 2006.